Es el estado en el que el motor está en marcha, pero el vehículo no se está moviendo, como cuando el coche está parado en un semáforo o en un atasco. En este estado, el motor funciona a un régimen de revoluciones por minuto (RPM) bajo y constante, generalmente entre 600 y 1,000 RPM. El ralentí permite que el motor siga funcionando sin necesidad de acelerar.
¿Cuál es su función?
Su función es asegurar que todos los sistemas del coche, como el sistema de refrigeración y la batería, continúen operando adecuadamente mientras el vehículo está detenido. Esto permite entre otras cosas que el motor siga funcionando y esté listo para moverse nuevamente sin tener que reiniciarse, mejorando así la respuesta del motor al acelerar. También actúa como soporte para sistemas del vehículo ya que permite que sistemas esenciales como la dirección asistida, los frenos, el sistema de refrigeración y la batería continúen operando.
Por otro lado, proporciona una mayor estabilidad del motor al mantener una velocidad constante y baja de RPM, lo que ayuda a evitar que el motor se apague inesperadamente.
Y por último evita el encendido y apagado constante del motor, lo que podría aumentar el desgaste y consumo de componentes.
¿Qué pasa si falla?
Si falla, pueden ocurrir varios problemas que afectan el rendimiento y la seguridad del vehículo. Entre otras cosas, el motor puede apagarse inesperadamente cuando el coche está detenido, lo que puede ser peligroso, especialmente en situaciones de tráfico o en intersecciones. Puede resultar más difícil arrancar el motor, especialmente en climas fríos o después de que el motor ha estado apagado durante un período prolongado. O, por otro lado, el motor puede experimentar fluctuaciones en las RPM, lo que causa vibraciones y un funcionamiento inestable. Esto puede hacer que la conducción sea incómoda y menos predecible. Las RPM inestables y las vibraciones pueden causar un desgaste adicional en componentes del motor, lo que puede reducir su vida útil.
Además, un ralentí defectuoso puede aumentar el consumo de combustible, ya que el motor no está funcionando de manera eficiente. También puede resultar en un aumento de las emisiones contaminantes del vehículo, ya que la combustión del motor no es óptima. Sistemas como la dirección asistida y los frenos, que dependen de la potencia del motor, pueden no funcionar correctamente si es inestable o el motor se apaga.
Causas del ralentí inestable
Puede tener varias causas, que pueden incluir problemas con diversos sistemas y componentes del vehículo.
Entre ellas podemos destacar una falta de mantenimiento regular, ya que un mantenimiento deficiente del motor, como filtros de aire o bujías sucias o desgastadas, puede afectarle.
Problemas con el suministro de combustible, como un filtro de combustible obstruido, bomba de combustible defectuosa o inyectores sucios también son una causa de su inestabilidad. Así como pueden serlo fugas en el sistema de admisión de aire, mangueras rotas o sueltas, o una válvula de control de aire inactivo (IAC) defectuosa pueden causar ralentí inestable. Hay que tener en cuenta que las fugas en el sistema de escape, como juntas defectuosas o tubos agrietados, pueden afectar el rendimiento del motor y el ralentí. Un sensor de oxígeno defectuoso puede llevar a una mezcla incorrecta de combustible y aire, afectándole. Si la IAC está sucia, atascada o defectuosa, puede causar problemas al no regular adecuadamente el flujo de aire al motor cuando está en ralentí. Fallos en el sistema eléctrico, como cables o conectores sueltos, pueden interferir con el funcionamiento adecuado de los sensores y actuadores del motor.
Consejos para cuidarlo
Para cuidarlo y el motor de tu coche, aquí tienes algunos consejos útiles:
Sigue el programa de mantenimiento recomendado por el fabricante, incluyendo cambios de aceite, filtros y bujías. Esto asegura que el motor funcione correctamente y reduce la posibilidad de problemas con el ralentí. Cambia regularmente el filtro de aire y el filtro de combustible según las recomendaciones del fabricante, para asegurar una mezcla de aire y combustible adecuada. Además, mantén la batería en buen estado y asegúrate de que los terminales estén limpios y bien conectados. Una batería débil puede afectar el funcionamiento de sistemas como la IAC.
Utiliza siempre combustible de calidad y evita repostar en lugares con dudosa reputación. El combustible de baja calidad puede contener impurezas que afectan el rendimiento del motor.
Conduce de manera suave y gradual para reducir el estrés en el motor y mejorar la eficiencia de combustible. Evita sobrecargar el vehículo y ajusta tu estilo de conducción según las condiciones de la carretera para reducir el estrés en el motor y mejorar la eficiencia general del vehículo.
Evita dejar el motor en ralentí durante largos períodos de tiempo, ya que esto puede aumentar el desgaste innecesario y el consumo de combustible.
Asegúrate de que no haya fugas en el sistema de admisión de aire ni en el sistema de escape, ya que estas pueden afectar el rendimiento del motor. Verifica periódicamente el nivel y la calidad del aceite, líquido de refrigeración, líquido de frenos y líquido de dirección asistida, manteniéndolos dentro de los niveles recomendados.
Si notas cualquier síntoma de problemas con él, como ralentí inestable o fluctuaciones en las RPM, solicita cita en nuestro taller para un diagnóstico y reparación adecuados.
